Vivimos rodeados de ella, interactúa con nosotros diariamente, no concebimos el mundo sin su presencia y aun así no le damos su lugar.
La luz está en todos lados, es capaz de cambiar por completo un espacio, darle vida y generar un ambiente completamente distinto en un mismo lugar, sin embargo, minimizamos su existencia. Esto es lo que sucede hasta el día que nos topamos con el light art y, de repente, el mundo se expande. Nos damos cuenta de que la luz es capaz de generar sensaciones y que no solo se trata de poner una lámpara, sino de proponer una experiencia.
El light art o arte lumínico te roba suspiros y te deja maravillado. Basta contemplar una instalación artística para que te atrape y los más curiosos se interesan por indagar más de ese mundo tan exquisito: la iluminación. Sin duda vas a querer entender más sobre las tecnologías que acompañan la instalación e inmediatamente intentarás resolver el misterio en tu cabeza: «Seguro la fuente de luz está aquí» o «eso se logra con LED y control». Además, es imposible no pensar en cómo el artista concibe la idea y lo que necesita para llevarla a cabo.
Para admirar o entender este arte se deben contemplar distintos factores y variables; estas llegan a ser más de las esperadas y de complejidad alta. Entre los factores que siempre se consideran más importantes están el lugar, deslumbramiento y forma. Se necesita que el lugar donde se ubique la pieza tenga la oscuridad necesaria y cuidar la luminosidad que la rodea, evitar que haya deslumbramientos para que la instalación tenga el impacto y objetivo deseado, que es admirarla.
Las formas, a veces caprichosas, van de la mano con la tecnología, generan ambientes y son el alma de la instalación. Aquí es donde se abre a un abanico enorme de resultados, ya que convergen las tecnologías y conocimientos con los avances y evoluciones que van teniendo cada uno.
Las tecnologías nuevas intentan imitar las características de las viejas y permiten resolver una misma situación de diferente manera y esto hace crecer exponencialmente las posibilidades del light art.
Los artistas han buscado la forma de aplicar estos avances a sus instalaciones y obras de arte sin olvidar las tecnologías previas, lo que ha impulsado la búsqueda de un nuevo significado y uso, manteniéndolas vigentes. Incluso, puede devolverles su apogeo y ponerlas de moda tal como sucede con el neón.
Los artistas lumínicos utilizan la tecnología existente para experimentar con la manipulación de las luces, los colores y las sombras, lo que enriquece su obra. Buscan la convergencia entre halógenos, incandescencias y sistemas «viejos» con tecnologías nuevas como control, proyecciones y sensores que interactúan con el espectador. Esto se debe a que muchas de las características, virtudes y estética de las tecnologías luminosas vintage, son únicas y solo con estas se puede generar la sensación que el artista busca. Así, se reinventa la forma de experimentar con la luz y generar nuevas ideas de aplicaciones para tecnologías antiguas.
Crear una experiencia inolvidable no es tarea fácil. Sin duda con el light art se puede alcanzar algo muy cercano y lograr que permanezca en la memoria. Su relación con la tecnología ha logrado una mancuerna inseparable de luz y creatividad que deja una huella en el espectador. Así, se ha potencializado su crecimiento y valor, ya que puede generar diversas experiencias y sensaciones utilizando diferentes tecnologías. Esto da pie a que el acercamiento al arte y a la tecnología sea de una manera orgánica y atractiva para todo el mundo.
El light art tiene todas las cartas a favor para seguir con el desarrollo, impulso y crecimiento que darán como resultado una de las formas de arte más atractivas.
SOBRE LAS AUTORAS
Daniela Aguirre y Alison Serna son alumnas de la Especialidad en Iluminación de Interiores en Centro | Diseño, Cine y Televisión.