La fatiga visual, falta de concentración, dolores de cabeza y bajo rendimiento laboral pueden ser provocados por la mala iluminación dentro del espacio de trabajo.
Cada día salimos de nuestra casa para iniciar un nuevo día laboral; realizamos cada actividad pensando en llegar a ese lugar donde lograremos nuestras metas profesionales, pero después de unas horas de trabajo nuestra energía comienza a bajar. ¿Te has preguntado por qué muchas veces nos sentimos fastidiados y estresados al final del día? ¿Por qué te lloran los ojos después de estar trabajando más de seis horas? ¿Te has preguntado si te duele la cabeza por la presión cotidiana?, o ¿hay otra razón? Tal vez se trata de la mala iluminación en tu espacio de trabajo.
Considero que el ojo humano, al igual que el resto del cuerpo, es una obra de arte. Es un órgano que responde a las radiaciones de luz permitiendo o limitando la entrada de esta, al tiempo que manda señales eléctricas al cerebro para que podamos apreciar colores, texturas, objetos. Dentro del ojo hay un músculo pequeño encargado de regular la cantidad de luz que percibimos: el iris. Si hay poca luz en un lugar, el iris se expande para dejar pasar más luz, pero si hay mucha luz en el ambiente, el iris se contrae para dejar pasar la menor cantidad de luz y evitar que se dañe la retina.
¿Qué pasa cuando haces ejercicio y ejercitas tus músculos? Nos cansamos y, si el ejercicio es excesivo, sentimos dolor e inflamación en el brazo, el muslo, la pantorrilla. Pues esto mismo pasa con tu ojo cuando lo haces trabajar de manera forzada con una mala iluminación. Es decir, cuando tienes poca luz harás que el iris se expanda demasiado; cuando hay exceso de luz, comúnmente llamado deslumbramiento, de la misma forma el ojo trabajará por no dejar pasar luz a la retina.
Al final el resultado es el mismo: fatiga visual que se traduce en ojos llorosos, dolor de cabeza y estrés.
Después de más de cinco horas de trabajo, una persona tendrá la necesidad de levantarse de su lugar, distraerse, dejará sus actividades y su productividad se verá mermada. Justamente esta es la importancia de tener los niveles de luz adecuados en un espacio de trabajo, los cuales son establecidos por la NOM-025-STPS-2008, norma emitida por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social para regular las condiciones de iluminación en los centros de trabajo.
Dependiendo de la precisión de la actividad a realizar, aun siendo una oficina, se pueden necesitar diferentes niveles de iluminación. Lo más común dentro de las oficinas es tener 300 lx, donde las actividades solo consistirán en trabajar en un escritorio o escribir en un cuaderno. Asimismo, en una escuela también se necesita ese nivel de luz, ya que la actividad es básicamente la misma. Pero, en un laboratorio de computación de una escuela, una oficina de desarrollo de software o bases de datos, o bien, un área de dibujo o diseño gráfico necesitarán 500 lx, pues las actividades a realizar requieren una mayor precisión o mayor esfuerzo para nuestros ojos. Sin embargo, el nivel de iluminación no es lo único que se debe cuidar en un espacio de trabajo.
También es importante cuidar la uniformidad evitando crear manchas de luz o sombras muy marcadas en una área.
Ya decíamos que el iris es un diafragma que reacciona con la luz; entonces, imaginemos un lugar con muchas sombras o haces de luz muy marcados. El iris estará reaccionando constantemente debido a que las sombras provocan su expansión, mientras que las manchas de luz provocarán su contracción, originando que actúe rápidamente con el cambio de niveles de luz y así causando fatiga visual.
Puede ser que tengamos los 300 lx normativos, pues es un promedio que se sacó de varios puntos dentro de varias oficinas, pero la mejor manera de obtener una excelente uniformidad es conociendo la distribución de los luminarios y haciendo un cálculo o sembrado de iluminación con algún software de diseño.
Por último, hablemos el deslumbramiento, que es cuando un haz de luz incide directamente en nuestro ojo, causando también fatiga visual. Existen varias técnicas para evitar este fenómeno, desde disminuir la cantidad de superficies especulares reflejantes, colocar louvers o difusores en los luminarios, evitar en la manera de lo posible fuentes puntuales de luz, hasta tener que subir la altura de los luminarios, incluso cambiar el mobiliario puede ayudar a evitar este problema.
Como podemos ver, no solo se trata de evitar la mala iluminación en oficinas, sino de hacer luz. No pongas lámparas, no pongas luminarios… haz luz. Conoce las características del espacio de trabajo, del lugar en general, de la tecnología que vas a utilizar. Comprende las diferencias entre T5, T8 y LED, no sólo “por el nombre”, sino por lo que verdaderamente identifica a cada una de estas tecnologías. Finalmente, si quieres una oficina y un equipo de trabajo feliz, ¡hazlo con luz!
Eumir Gallegos
Excelente artículo Julio!
Redacción Lightroom
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