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El Elogio de la Sombra

El Elogio de la Sombra

La vida es concebida en una eterna dualidad, los pares de opuestos coexisten y se entrelazan en una armonía total y completa. Así también, interactúan la luz y la sombra.

Los principios bajo los que hemos sido criados en Occidente enaltecen la luz como sinónimo de pureza, de la gracia divina y la rectitud solo por mencionar algunos — y con estos conceptos, también hemos definido nuestra visión de lo bello. Sin embargo, en Oriente la concepción de belleza no excluye a los opuestos, por el contrario, valora los detalles de cada situación y escenario sin importar lo distintos que sean, justo como pasa con la luz y la sombra.

En El elogio de la sombra, escrito en 1933, Tanizaki aborda la visión y el uso de la luz en la cultura japonesa en yuxtaposición con los principios de iluminación occidental; nos habla de cómo en Oriente se valora la oscuridad, lo imperfecto, lo asimétrico y el desgaste, construyendo una estética que contrasta con las ideas occidentales que alaban lo aséptico, lo brillante, lo armonioso y nuevo.

A continuación recordamos algunos fragmentos de esta obra de Tanizaki que nos invita a ver la oscuridad, la sombra y, por consecuencia la luz, desde otra perspectiva que expresa, más que una preferencia estética, un ejercicio de admiración hacia una forma de construir y de aproximarse al mundo que a pesar del paso del tiempo y los avances tecnológicos no debería perder vigencia.

“Pero eso que generalmente se llama bello no es más que una sublimación de las realidades de la vida y así fue como nuestros antepasados, obligados a residir, lo quisieran o no, en viviendas oscuras, descubrieron un día lo bello en el seno de la sombra y no tardaron en utilizar la sombra para obtener efectos estéticos.”

 

la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra.”

 

lo esencial está en captar el enigma de la sombra.

 

esos llamativos objetos cobran profundidad, sobriedad y densidad… e incitan al hombre a la ensoñación.

 

Los rayos luminosos parecen rebotar en la superficie del papel occidental, mientras que la del hosho o del papel de China, similar a la aterciopelada superficie de la primera nieve, los absorbe blandamente. ”

 

 no necesita ningún accesorio.

 

que la luz es pobre, ¡pues que lo sea!, es más, nos hundimos con deleite en las tinieblas y les encontramos una belleza muy particular.”

 

 revela la incapacidad de comprender el misterio de las sombras.

 

la mayor parte de su suntuoso decorado, constantemente oculto en la sombra, suscita resonancias inexpresables.

 

creamos belleza haciendo nacer sombras en lugares que en sí mismos son insignificantes.

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