Los diseñadores de iluminación no son solo diseñadores de luz, sino diseñadores de oscuridad y de sombras.
Recientemente me mudé a la campiña francesa, donde he tenido la oportunidad de apreciar el valor de la oscuridad tanto como el de la luz. Cada noche gozo de un cielo estrellado que me ha hecho consciente de los excesivos niveles de iluminación con los que estamos acostumbrados a vivir. Ahora, aprovecho hasta el último instante de luz natural antes de encender una lámpara sin tener verdadera necesidad.
Por otra parte, he confirmado lo importante que es la luz en ciertas situaciones. Todos los días recorro una carretera en medio del bosque en donde, con algo de suerte, puedo ver un venado cruzar por la noche. Digo “con algo de suerte” no por la carencia de venados, sino por la absoluta oscuridad que hay en el camino, de tal forma que ni siquiera las luces altas del coche son suficientes para poder tener una buena visibilidad, y menos cuando te deslumbra el coche que viene en sentido contrario.
Desde un punto de vista del diseño de iluminación, es a través de estas vivencias diarias que comprendemos verdaderamente el valor del contraste entre la oscuridad y la luz.
Solo a través de la correcta mezcla entre ambas se puede crear un efecto de gran impacto. Esto me lleva a pensar en el gran poder que tiene la luz y cómo su correcto uso puede preservar hasta cierto punto la oscuridad y, a la vez, ser auxiliar en la vida cotidiana. De Centrale As, una autopista en Holanda cuyo proyecto de iluminación estuvo a cargo de Arup en conjunto con NEXT Architects, es un claro ejemplo en el que se implementaron únicamente los niveles necesarios de iluminación y más importante, se integró totalmente al contexto. Lo destacable de este proyecto es que el diseño de iluminación se realizó a partir de la oscuridad y no de la luz.
Este mismo concepto podría trasladarse al ámbito arquitectónico y los múltiples proyectos en los que interviene un diseñador de iluminación. Por ejemplo, en un espacio inundado de luz natural, las luces artificiales serían casi imperceptibles. En la oscuridad es donde se aprecia la luz.
“La ausencia de la luz es tan importante como la calidad de la luz. Uno podría argumentar que así como somos diseñadores de iluminación, somos diseñadores de oscuridad.” – Paul Nulty
Complementando la idea del fundador del despacho Nulty+, Paul Nulty, además de ser diseñador de oscuridad, un diseñador de iluminación es un diseñador de sombras. En el diseño de iluminación no existe total oscuridad o total deslumbramiento, sino que la oscuridad y el contraste de luces y sombras son el lienzo, el pincel y la pintura con los cuales el diseñador de iluminación ejecuta su obra.
Si la oscuridad es negro y la luz es blanco, el diseño de iluminación es el arte de jugar con una infinidad de grises.
Como bien dice Tanazaki en El elogio de la sombra, la oscuridad es una condición indispensable para apreciar la belleza y la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra. Pero así como la sombra puede ser el aspecto principal en un diseño de iluminación, puede estorbar cuando es accidental o no cumple su propósito. Es decir, si bien el juego de sombras es indispensable para resaltar la belleza de la iluminación, la coordinación y contraste de ambos elementos es fundamental para lograr un buen resultado no sólo estético, sino funcional, ya que la selección de grises en el proyecto dependerá del escenario de trabajo.
La luz tiene el poder de resaltar la belleza de objetos y espacios, de hacerlos cumplir su función y de crear infinidad de efectos en ellos, pero también tiene el poder de quitárselos. Está en manos del encargado del proyecto de iluminación —ya sea diseñador, arquitecto o artista— aplicar la combinación adecuada de luz y oscuridad para obtener los resultados deseados. Seamos entonces creadores de luz a partir de la oscuridad y usemos los infinitos grises para resaltar nuestra obra.