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Terra illustrata

Si bien en una exposición de arte lo principal se entiende que es el arte mismo y el artista, la luz ocupa un lugar importante. Diseñar la iluminación para una exposición de Javier Marín puede ser tan provocador como su propia obra.

Barro, material poco sensible a la luz con que crea la gran mayoría de obras expuestas en Terra, el artista habla de la relación de los materiales con el cuerpo humano, enseña al visitante a dimensionar, valorar y apreciar el producto final, uno de los materiales que a su encuentro con la propagación de la luz, crea las sombras.

La interposición de los opacos cuerpos de barro en el camino de la luz que pasa por una pantalla (lente, fresnel o cualquier objeto que defina una óptica en las lámparas) juega con las sombras de las piezas.

Ya que la claridad es directamente proporcional a la iluminación, esta exposición utiliza una combinación básica de los tipos básicos de iluminación:

La iluminación natural, localizada en el patio central de edificio barroco del siglo XVIII, la que aporta la mayor cantidad de luz si hablamos de distribución, que además de crear ambientes amplía visualmente la arquitectura del lugar.

Resulta el espacio más agradable e interesante plásticamente y es variable en función al horario en que se visite la exposición, aunque como consecuencia tiene un difícil control de intensidad

La iluminación general, que consiste en una serie de guías reticulares que forman rectángulos, suspendidas desde el techo, más o menos uniformemente espaciadas y con la flexibilidad para distribuir el grupo de luminarios con lámparas de CMI que destacan en toda la exposición. Como la iluminación es sensiblemente igual en todas partes, se facilita la ubicación de piezas. La eficiencia energética es baja ya que las zonas secundarias de trabajo, reciben la misma cantidad de luz que las principales y la calidad de luz es especialmente buena, debido a razones como el control del haz luminoso en las lámparas, la buena reproducción cromática y su espectro dominado por los rojos y naranjas.

La iluminación localizada, consiste en una disposición no uniforme , en la cual los luminarios que gozan de flexibilidad y libertad, se concentran sobre las áreas localizadas de trabajo , exaltando   en ambas plantas del edificio que si el origen de la luz se encuentra lejos del cuerpo, se producirá una sombra definida y si se acerca el foco al cuerpo surgirá una sombra en la que se distinguen una región más clara denominada penumbra y otra más oscura denominada umbra.

La iluminación de acento, empleada para resaltar las esculturas de pequeña escala ubicadas en las salas del segundo nivel, permiten percibir con claridad el material y las formas con niveles de iluminación perceptivamente bajos, debido a su fondo de otro color y al fenómeno de la relatividad de la claridad, creando espacios más oscuros en lugar de poner grandes cantidades de luz.

Las transiciones entre espacios son tenues y poco visibles y la baja intensidad de iluminación permite mantener la capacidad de distinción de detalles y de diferencias cromáticas en los objetos de arte; la selección del espacio de exposición, y la museografía misma mejoran la apariencia de los objetos presentados y que tienden a leerse como piezas de una gran plástica, la señalización de la exposición es claramente dirigida por la luz y simplifica la lectura y orientación del visitante.

La alternancia contrastada entre luz y sombra acentúa las formas de las esculturas, y realza las texturas finas y en algunos casos para lograr contrastes equilibrados sobre ciertas esculturas la luz principal, recibe una luz aclaradora más débil desde un segundo proyector. A su vez la iluminación de acento crea puntos de atracción efectivos para el recorrido de la exposición.

La iluminación satisface las necesidades visuales del visitante, conservadores de arte, curadores y gestores de la exposición; por una parte el confort visual, la percepción óptima de los objetos expuestos, la preservación de los objetos expuestos y por otra parte una calidad vivencial clara de la exposición.

La exposición, que incluye cerca de 90 piezas de las distintas etapas creativas de Marín a lo largo de sus 30 años de camino y las cuales provienen de 35 colecciones públicas y privadas, estará abierta hasta el próximo 17 de enero de 2016.

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