Esta semana el MUAC inaugura Pseudomatismos, la primera exposición monográfica de la obra del artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer en un museo en México.
La exhibición ha sido curada por José Luis Barrios y Alejandra Labastida y presenta 42 obras que recorren 23 años de producción audiovisual, incluyendo piezas de video interactivo, robótica, vigilancia computarizada, fotografía e instalación sonora.
El artista parte del entendido que la tecnología no es un instrumento o herramienta, sino una forma inevitable de determinación de subjetividad y sociabilidad. A partir del juego con el tacto, la vista, la respiración, el oído y el movimiento del público, la exposición busca activar relaciones entre máquina, entorno y percepción, para con ello mostrar el modo en que la tecnología, el cuerpo y el cuerpo político son inseparables.
La muestra cuenta con cinco estrenos mundiales en varias escalas, desde Pabellón de Ampliaciones, una enorme proyección realizada en colaboración con el artista polaco Krzysztof Wodiczko, hasta Nanopanfletos de Babbage, pequeños folletos de oro que fueron impresos en el Nano Scale Facility de la Universidad de Cornell.
El título de la exposición es una referencia a los automatismos surrealistas, una práctica artística que apostaba al poder creativo del subconsciente y se sostenía sobre la noción de valor en lo accidental y lo aleatorio. Lozano Hemmer amplía esta noción planteando la imposibilidad de lo aleatorio en el universo maquínico, en donde cualquier pretensión de autonomía en un programa es tan solo una simulación. En palabras del artista, un pseudomatismo intenta hacer tangibles las predeterminaciones inherentes a esas simulaciones. Por definición el pseudomatismo es una acción casi-voluntaria: si el autómata actúa ‘por sí mismo’, la obra de Lozano-Hemmer al contrario busca actuar ¨en relación¨.
Rafael Lozano-Hemmer, “Surface Tension”, 2007. ”Trackers”, La Gaïté Lyrique, Paris, 2011. Foto por: Maxime Dufour
El proyecto estará acompañado de un catálogo bilingüe y también se publicará una memoria USB que contiene todos los códigos fuente utilizados para programar las piezas de la exposición. Cualquier programador podrá de esta forma tener acceso a los algoritmos y métodos que los ingenieros del estudio de Lozano-Hemmer desarrollaron para cada obra, es posible que esta sea la primera vez que una exposición de arte estará íntegramente disponible con un código de fuente abierta.