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Poner Focos vs Diseñar Iluminación

Poner focos vs. Diseñar iluminación

A pesar de que prácticamente cualquier edificio actual incluye una instalación eléctrica con alguna aplicación – buena o mala – de iluminación artificial, es imposible afirmar que todo proyecto arquitectónico incluye diseñar iluminación.

Generalmente solo se busca iluminar un espacio de la forma menos complicada y barata posible y estamos acostumbrados –la mayoría de los mortales– a ver una fuente de luz colocada al centro de cada habitación. Esto no es malo, pues de no ser una forma funcional de resolver el problema, no sería una solución tan extendida. Sin embargo, nadie niega que hay formas mucho más creativas de resolver el problema de dotar de luz a un espacio.

En muchas de las escuelas de arquitectura e ingeniería que tienen clases de iluminación dentro del plan de estudios, el diseñar iluminación es un tema que solo se ve de forma superficial y en sus conceptos más básicos.

No digo que todo estudiante debería salir de la escuela siendo experto en esta especialidad. Entiendo que la iluminación es un tema tan complejo que requiere de una gran cantidad de tiempo para su estudio y análisis. Lo que sí creo es que cualquier proyecto arquitectónico puede ser caso de estudio para el diseñador de iluminación.

Diseñar iluminación implica la búsqueda de una solución que combine y equilibre las diferentes variables de acuerdo a un concepto.

Estas variables incluyen las necesidades del usuario, características técnicas de las fuentes luminosas, cuestiones biológicas y psicológicas, la exploración estética y, por supuesto, la arquitectura misma junto con todos los elementos que la integran. Muchas veces, también se agregan las necesidades y conceptos de diseño de quien concibe el espacio arquitectónico, cuando se tiene la oportunidad de trabajar de la mano del arquitecto que imagina el espacio a intervenir (esto es lo más deseable, aunque no siempre sucede).

Hoy vivimos un momento en el que la optimización de recursos y el ahorro energético son parte de los principales temas que tomamos como guía para atacar un proyecto de iluminación. Tomando este camino y las ideas anteriores, se vuelve muy importante el estudio de las necesidades y actividades del usuario para poder dirigir la luz solo en donde se necesita y utilizar las fuentes luminosas con mayor emisión de luz por watt consumido sin descuidar la riqueza en la calidad de reproducción cromática.

Se hace posible estimular algunos procesos del organismo para inducir estados de alerta, relajación o alguna emoción y además, es deseable respetar y organizar la ubicación de las fuentes de luz de acuerdo a los elementos arquitectónicos para poder hacer una elección adecuada de luminarios y accesorios.

Considerar todas estas variables y aplicarlas de forma equilibrada, es la principal diferencia entre poner focos y diseñar iluminación.

En algunos proyectos la luz no aparece en grandes intensidades ni pretende impactar a la vista y, es hasta que se analiza el espacio, cuando se descubre que se busca ser sutil utilizando fuentes de luz que permanecen ocultas y en ocasiones buscando la penumbra. Otras veces la fuente de luz misma es la protagonista y tema principal de un espacio

En realidad no importa cuál sea su estilo, cuando la mano de un buen diseñador de iluminación interviene un proyecto el resultado es evidente.

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