Los primeros sistemas de iluminación urbana fueron faroles que usaban combustibles para producir la luz que ahuyentaba a la oscuridad de las calles europeas del siglo XVI.

El queroseno comenzó a ser el gas más común para las farolas que debían ser encendidas por un encargado nocturno, conocido en España y algunos países de América como sereno (Sí, el que aún mencionamos en México cuando cantamos Las Mañanitas).

Con el tiempo y el avance de la tecnología, la luz producida a partir de la electricidad fue utilizada para la iluminación urbana y conforme fueron surgiendo estudios sobre el control de la luz, la percepción y la seguridad, el diseño de iluminación urbana ha vuelto cada vez más complejo.

Llevar la luz a las calles de zonas urbanas resuelve las diferentes necesidades que pueden tener estos espacios. En algunos lugares, la seguridad y movilidad son los principales problemas a resolver; aunque también es posible utilizar la iluminación para fomentar el turismo y el comercio mediante la creación de ambientes agradables.

El diseño de un plan de iluminación para espacios públicos lleva a la revitalización de las zonas donde se implementa.

La iluminación urbana también es una herramienta que puede usar un urbanista para diferenciar barrios a partir de las características del mobiliario urbano, en este caso, a partir de las características físicas de los luminarios y postes; o a partir de las características de la luz.

Entendemos un barrio como una parte del área urbana con características físicas similares y limitado por barreras físicas naturales o vialidades principales, un ejemplo chilango es la Condesa o el centro de Coyoacán. Cuando pensamos en estas zonas de la ciudad nos viene a la mente un tipo particular de arquitectura, vegetación, andadores y equipamiento urbano.

Diferenciar barrios y vialidades principales es importante para lograr una lectura más adecuada del espacio, es decir, es posible manipular la percepción que la gente tenga del espacio urbano para orientarse y moverse de forma sencilla. También es importante fomentar en los habitantes de cada barrio el sentido de pertenencia hacia el espacio que habitan y así integrar a la comunidad mediante la convivencia.

Vivir en una ciudad es más sencillo cuando se tiene la iluminación adecuada.

La iluminación urbana es un medio para generar la integración de los habitantes a áreas urbanas más agradables, además de ser un medio para lograr mayor eficiencia en el uso de la energía eléctrica, aunque ese es un tema que tocaremos en otro artículo.

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