Entre los descubrimientos de este brillante físico, se encuentran los principios de la luz neón.
“El presente es de ustedes, pero el futuro, por el que tanto he trabajado, me pertenece”
Nikola Tesla.
De los muchos inventos que realizó Nikola Tesla a lo largo de su vida productiva, regresó más fuerte que nunca una de sus más de 300 patentes; lo hemos visto en bares, tiendas, restaurantes, cafeterías, casas y lo mejor es que todos lo adoramos: el neón.
¿Es Nikola Tesla creador de la luz de neón? La respuesta es: no.
Aunque es un hecho que en la Exposición Universal de Chicago en 1893, Tesla demostró los principios de una luz neón, el gas neón no se descubrió hasta 1898 cuando Daniel McFarlan Moore desarrolló la primera fuente de luz comercialmente viable, basada en descargas de gas en lugar de incandescencia. Con base en la lámpara de Moore se desarrolló la primera lámpara de neón que presentó el francés Georges Claude en el Salón del Automóvil de París en 1910.
Lo que sí debemos asentir y reconocer es que Tesla fue un pionero en el desarrollo de lámparas de descarga de gas. Fue el primero que aplicó ese invento para crear letreros luminosos doblando los tubos que contenían los gases, todo esto en su laboratorio 18 años antes que la industria los pusiera en el mercado comercial.
Tesla dobló tubos con la forma de los nombres de científicos famosos, los cuales eran alimentados por una de sus unidades de oscilador de alta frecuencia. El tubo de un amperio operaba sin ninguna conexión con los cables (“energía inalámbrica”) a distancias apreciables, que podrían haberse ampliado considerablemente con más potencia.
Esta es la forma en que se reconoce a Tesla como el padre de los principios de la luz neón.
Tesla pensaba: “El científico no tiene por objeto un resultado inmediato. Él no espera que sus ideas avanzadas sean fácilmente aceptadas. Su deber es sentar las bases para aquellos que están por venir, y señalar el camino; el futuro mostrará los resultados y juzgará a cada uno de acuerdo con sus logros.”
Hemos leído mucho en los últimos días de todos los inventos realizados por Nikola Tesla y lo poco afortunado que fue su gusto por los negocios. También he guardado en mi cabeza la increíble frase que varias veces dijo: “No me preocupa que se roben mis ideas. Me preocupa que no se les hayan ocurrido a ellos.” Y creo, eso es lo único que no pudieron robar a Tesla, sus palabras.