Por definición, un downlight es un luminario que ofrece distribución luminosa dirigida hacia abajo tomando como referencia un plano horizontal y está conformado por: una fuente de luz, lo que llamamos lámpara; un sistema óptico, que puede incluir reflector, difusor, louver, lentes, etc; y la carcasa que aloja y dispone todos los elementos en la posición precisa para una óptima emisión luminosa. Sin embargo, no todos los downlights funcionan para lo mismo ni nos van a iluminar igual. En este post, les daremos una breve guía sobre este tipo de luminarios y sus aplicaciones.
Una primera manera de clasificarlos es por su instalación y los podemos agrupar en 3 categorías: empotrados, para sobreponer y suspendidos.
- Los downlights para empotrar son aquellos cuya estructura queda oculta casi en su totalidad y se colocan generalmente en plafón o casetón, ya que este tipo de estructuras permite ocultar el cuerpo principal del luminario; aunque también se pueden colocar en losa, siempre y cuando se deje un alojamiento previsto para la colocación.
- Los downlights para sobreponer son aquellos que van montados sobre el techo y dejan expuesta toda su estructura. Generalmente se utilizan para construcciones que tienen losa aparente y que no tiene preparaciones para alojar luminarios empotrados.
- Los downlights suspendidos se utilizan cuando tenemos techos muy altos y queremos tener el punto de luz más abajo del nivel del techo, o bien, cuando queremos librar algún elemento arquitectónico como trabes, vigas o pérgolas.
A partir de sistemas de fijación, podemos clasificar los downlights de manera particular por la manera en que emiten la luz en alguna de las siguientes categorías:
- Iluminación general.
Los downlights para iluminación general son aquellos cuyo ángulo de apertura es mayor a 60° y dirige el has de la fuente de luz directamente hacia abajo, de manera que se aprovecha toda la luz que emite el luminario hacia la zona que se desea iluminar y por lo general se distribuyen de manera equidistante para lograr una mayor uniformidad en la zona de trabajo.
Las lámparas fluorescentes y sistemas LED funcionan excelente para estas aplicaciones; para iluminación de grandes superficies, los luminarios con LED o aditivo metálicos son la mejor opción.
- Iluminación de acento.
Para destacar ciertos elementos en el espacio iluminado, nos podemos apoyar con downlights dirigibles que nos permitan situar la luz de manera precisa sobre un punto específico en el espacio. Lo más recomendable es utilizar estos luminarios con lámparas o reflectores con un haz de luz concentrado para utilizar todo el flujo luminoso sobre el elemento a destacar.
Es recomendable utilizar lámparas con óptica o reflector integrados, ya sean LED, halógeno o HID pues con eso garantizamos un excelente control óptico.
- Iluminación ambiental.
En espacios amplios o abiertos, es necesario iluminar los elementos arquitectónicos fijos como muros o partes del techo para que nos ayude a percibir completamente la habitación y definir los límites del espacio, para conseguirlo podemos apoyarnos de downlights con ópticas asimétricas que nos ayuden a dirigir de manera uniforme la luz hacia algún elemento particular. De esta manera lograremos destacar el volumen arquitectónico completo y realzar las texturas y colores de los materiales que envuelven el espacio.
Sistemas LED y fluorescentes son lo ideal para esta aplicación pues nos permiten manipular la luz y formar un gran cuerpo luminoso y dirigirlo hacia donde se necesita.
Con una correcta selección y mezcla de este tipo de luminarios, podrás dar a cada espacio de tu proyecto el carácter y cantidad de luz adecuada para cada una de las funciones del espacio.