La melatonina es una hormona que no solo afecta el sueño, sino que también es parte fundamental del sistema inmunológico.
En los últimos años, la melatonina ha sido el centro de atención debido a la importancia que tiene en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Desde que se descubrió, ha destacado su gran importancia en los ciclos del sueño, lo que ha resultado en que sea usada para tratar con trastornos del sueño. Pero, ¿realmente su uso es tan bueno como dicen?
Para tener claro qué es la melatonina y cómo afecta a nuestro cuerpo, debemos entender que se trata de una hormona que no solo afecta el sueño, sino que también es parte fundamental del sistema inmunológico. Además, funciona como antioxidante y sus desajustes tienen una enorme influencia en las enfermedades crónicas y en el envejecimiento.
La melatonina no es un somnífero, sino el mensajero químico del sueño.
Con la edad se reduce la producción de melatonina en el cuerpo y con ello disminuye la calidad del sueño, por esta razón es común que se utilice para problemas de insomnio. Pero no todo son dulces sueños, ya que automedicarse con melatonina o usarla inapropiadamente puede traer efectos secundarios.
Aunque no se han encontrado efectos negativos a corto plazo —y es poco probable que una persona se vuelva dependiente—, su uso habitual puede tener síntomas como dolor de cabeza, mareos, náuseas o somnolencia. Algunos síntomas menos frecuentes pueden incluir tener sentimientos depresivos, temblores leves, ansiedad, cólicos, irritabilidad, reducción del estado de alerta o baja presión sanguínea; motivos por los cuales su consumo debe ser recetado por un médico.
Aunque la melatonina tiene grandes beneficios, evita un consumo recurrente o no recetado. Si padeces insomnio, prueba antes estos tips que te pueden ayudar a dormir mejor:
- Poner tonalidades muy claras de azules, verdes y violetas en las paredes, estimula la relajación y el confort visual explotando las influencias beneficiosas de los colores.
- La iluminación en el dormitorio es esencial para crear la atmósfera adecuada. Las luces de temperatura cálida y atenuables resultan perfectas, ya que así puedes modular la intensidad de la luz según la ocasión.
- La posición de los muebles y la cama en el dormitorio son un factor muy importante. Los contrastes entre las fuentes de luz y las sombras, crean una atmósfera relajante y un lugar que te brinda una sensación de confort y seguridad.
- Dejar de exponerte a fuentes de luz intensa, por lo menos tres horas antes de la hora de dormir, ayuda a regular relojes biológicos haciéndote más fácil conciliar el sueño.