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Ángulos de apertura

Ángulos de apertura

La luz nos permite dirigir la atención de una persona hacia un punto particular de un espacio.

Esta, es una de las funciones del sentido de la vista: dirigimos la mirada hacia un punto particular porque el ojo humano solo tiene la capacidad de percibir detalles en un área específica y no en todo el campo visual; esa parte será más fácil de observar si los objetos o superficies están bien iluminados.

Con el paso del tiempo y el avance de la tecnología, no solo hemos aprendido a producir fuentes luminosas artificiales, también hemos aprendido a controlar la luz para dirigirla hacia objetos, rincones o texturas que queremos exhibir o acentuar usando el ángulo de apertura adecuado.

La mayoría de las lámparas y luminarios tienen sólo dos formas para controlar el comportamiento de la luz, es decir, su óptica.

La óptica que puede ser parte del luminario o estar integrado en la lámpara a través de reflectores y lentes. Para las lámparas con reflector integrado como por ejemplo el MR16 o el AR111, existen diferentes estándares como los propuestos por ANSI (Instituto Nacional Estadounidense de Estándares) para indicar los ángulos de apertura.

Pero, ¿porqué querríamos saber el ángulo de apertura?

La cantidad de luz que llega a un objeto usando una lámpara con reflector depende de su ángulo de apertura y, si hay una mayor cantidad de luz sobre el objeto que en el resto del espacio, el objeto resalta de su entorno.

Existen dos variables que nos sirven para elegir un ángulo de apertura: el tamaño del objeto que se va a iluminar y la distancia que existe hacia la fuente luminosa. Entre más grande es el objeto a iluminar, mayor es el ángulo que necesitamos para iluminarlo; pero entre mayor sea la distancia entre el objeto y la fuente luminosa, menor es el ángulo necesario para iluminarlo.

En el lenguaje comercial se pueden encontrar dos palabras que se refieren directamente al ángulo de apertura: flood y spot. La primera se refiere a ángulos mayores a 25 grados y la segunda se refiere ángulos menores de 20 grados.

También se utilizan algunas palabras como complemento a flood o spot para hacer más específica la referencia al ángulo, pero no están estandarizados en todas las marcas. Por ejemplo, wide flood se refiere a ángulos muy abiertos (solo sabemos que es mayor a 25 grados); o narrow spot, que se refiere a ángulos muy cerrados (en algunas marcas, menores a 5 grados).

Los ángulos de apertura se expresan siempre en números enteros. Cuando su valor se encuentra entre 13 y 50 grados, el valor se redondea a múltiplos de 5, por ejemplo 22 grados debe redondearse a 20. Para valores mayores a 50 grados el redondeo se hace en múltiplos de 10, en este caso 59 grados debe redondearse a 60.

También es importante apuntar que si hablamos de dos lámparas del mismo formato y potencia, en las que sólo cambie el ángulo de apertura, entre mayor sea éste, menor es la intensidad de la luz que llega al objeto. De forma contraria, entre menor sea el ángulo de apertura  la luz incide con mayor intensidad sobre la superficie a iluminar, tal como sucede en los museos o en el teatro.

Por último, no olvides que dirigir la luz solamente hacia el lugar donde la necesitamos, nos ayuda a hacer más eficiente el gasto de energía. Además, saturar de luz un espacio provoca imágenes planas, sin el contraste de las sombras que necesitamos para percibir mejor el volumen de los objetos.

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