Delight Lab 2020

El activismo lumínico que incendió Chile

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Las intervenciones de Delight Lab han encendido un eco internacional y han desatado una polémica respecto al uso de la luz como medio de expresión artística para visibilizar la preocupación ante la desigualdad social. Gracias Delight Lab, porque su activismo lumínico demuestra que una simple palabra puede incomodar a algunos y convencer a miles de lo importante que es alzar la voz.

Andrea y Octavio Gana (@andreagana y @octavioxicorte) son los creativos que encabezan Delight Lab, un estudio chileno con más de una década de experiencia que produce proyectos lumínicos donde destaca la museografía, la creación del festival KÜZE e intervenciones monumentales en edificios y lugares como el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago (2009), el Palacio de la Moneda (2014), el Ministerio de Ciencias, Conocimiento, Tecnología e Innovación (2015), la Catedral de Santiago (2015) y el Morro de Arica (2017).

Intervenir fachadas con luz no es nada nuevo en la trayectoria de este par. Pero en los últimos meses, desde el estallido social en su país, han dispuesto su energía y capacidad creativa para montar varias pintas lumínicas sobre la torre Telefónica. 

Han usado la fachada de este edificio para proyectar palabras que reflejan el sentir de una población en crisis, incapaz de seguir callando la injusticia social. En varias ocasiones Delight Lab ha declarado que su activismo lumínico es un medio de expresión personal y no responde a la agenda de ningún partido político; su único motor es la crisis humanitaria y ambiental en Chile y el resto del mundo.

Delight Lab, 2020

Intervención de Delight Lab sobre la fachada de la Torre Telefónica, Santiago de Chile, 2020.

Su postura política se volvió más crítica y tenaz a finales de 2018, cuando la fuerza pública chilena asesinó al joven mapuche Camilo Catrillanca.

La luz ha resultado el medio de expresión más digno para su mensaje, pues les ha permitido realizar pintas efímeras monumentales, mismas que recientemente han sufrido los estragos de la censura, el amedrentamiento y amenazas de distintos tipos que incluyen el hackeo de sus redes sociales. Los hermanos Gana temen su integridad física y solicitan el apoyo de la comunidad cultural y de todos aquellos que comparten el respeto a los derechos humanos, especialmente a la libertad de expresión y a la manifestación pacífica a través del arte.

“No estamos guerra, amamos la luz y lo que se puede llegar a desarrollar con ella, sólo creemos y afirmamos que el arte funciona y puede ayudar a visibilizar problemáticas ocultas tanto sociales como medioambientales, además de buscar sensibilizar las conciencias de las personas para tener sociedades más justas, lúcidas y empáticas”. ーDelight Lab

El mensaje de estas piezas es sencillo y rebasa cualquier ideología: “conectarnos y unirnos desde lo más profundo de nuestra propia Humanidad”, menciona Andrea. Es claro que en sus intervenciones existe una provocación que ha sido capaz de escandalizar a una élite que modela y destruye las bases democráticas a su conveniencia. Al proyectar palabras como “hambre” o “dignidad” sobre la torre, Delight hace un “llamado a que se agilicen las medidas de ayuda en los hogares del país para que no tengan que salir las personas a manifestarse y exponerse en plena cuarentena”.

Con mucha emoción puedo decir que nunca había visto una intervención lumínica autónoma con tal fuerza y pertinencia como la realizada por los hermanos Gana. Se necesita más valor del que creemos para manifestarte de esta manera en una sociedad en la que las cicatrices de la dictadura todavía no han sanado, la elocuencia de Denisse Leigthon resuena:

“Eso es lo que hacen los hermanos Gana, prenden la luz y dejan a la vista las vergüenzas de nuestra cultura frente al mundo con una verdad ineludible que muchos prefieren mantener en la penumbra creyendo que de esa manera las harán desaparecer; desaparecer como hicieron con tantos compatriotas en dictadura que visibilizaban la miseria que provocó en el pueblo el absolutismo impulsado por la élite”.

Delight Lab, 2020

Esta semana, la intervención más reciente de Delight Lab ha sido eclipsada por un camión protegido por la seguridad pública que proyectó luces para desvanecer el mensaje que se compartía pacíficamente frente a la Plaza de la Dignidad en Santiago. La censura ha entendido cómo funciona la luz, pero ha olvidado repasar sus notas sobre derechos humanos y libertad de expresión.

El mensaje de este par ha molestado a muchos, basta revisar en redes sociales y leer la declaración pública de Delight al respecto. Un malestar que confirma que el mensaje ha sido recibido, que nos recuerda que la incomodidad intimida a la injusticia y transforma el mundo y que hay que usar nuestras voces para hablar por aquellos que no pueden hacerlo.

Gracias, Andrea y Octavio. ¡Fuerza, Delight! 

 

Imágenes obtenidas de las redes sociales de Delight Lab.

Sobre el autor /

Podría pasar el día corrigiendo textos y leyendo blogs. Como académico estoy interesado en tres campos de estudio: la docencia de disciplinas creativas, el arte lumínico y la historia de los objetos. Dedico mi tiempo libre a la jardinería y a cocinar en casa. Tengo una extraña habilidad para saber la hora del día sin mirar el reloj.

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